IV Foro de la Gestión Activa

En un entorno de mercados marcado por la concentración de flujos en unos pocos valores, valoraciones exigentes y el avance sostenido de la gestión indexada, la gestión activa vuelve a situarse en el centro del debate inversor. Este fue uno de los ejes del IV Foro de la Gestión Activa, organizado por elEconomista, en el que Ángel Morales, asesor del fondo Bulnes Global, aportó una reflexión especialmente relevante para los inversores patrimoniales: la importancia de mantener la disciplina, el horizonte temporal y una correcta lectura del riesgo en cada fase del ciclo.

Con una rentabilidad anualizada superior al 13% desde su lanzamiento en 2021, el fondo Bulnes Global se ha consolidado como una referencia dentro de la gestión activa de renta variable global. Un comportamiento que ha sido reconocido en dos ocasiones con el galardón al mejor fondo activo de bolsa global en los premios Inversión a Fondo de elEconomista. Más allá de los resultados, Morales defendió un enfoque basado en el análisis fundamental y la paciencia inversora, alejado del cortoplacismo y de las decisiones condicionadas por el ruido del mercado.

📷 Javier Morales, asesor del fondo Bulnes Global, de Gescooperativo

Durante su intervención, Ángel Morales abordó de forma directa el debate entre gestión activa y gestión pasiva. Lejos de cuestionar el papel de la indexación, reconoció que “la gestión pasiva ha venido para quedarse”, siempre que sea realmente pasiva y no esté sujeta a rebalanceos continuos. “La gestión pasiva es buena a largo plazo”, afirmó, subrayando que puede ser una opción válida para muchos inversores si se entiende correctamente su naturaleza y sus implicaciones.

No obstante, Morales advirtió de uno de los principales riesgos del entorno actual: la gestión emocional del inversor ante posibles correcciones del mercado. En su opinión, la fuerte concentración de los índices en grandes valores tecnológicos ha contribuido a generar expectativas difíciles de sostener en escenarios menos favorables. “Se han creado demasiadas expectativas”, señaló, alertando de que la inversión pasiva no garantiza un comportamiento lineal de las carteras en todas las fases del ciclo.

Otro de los aspectos destacados de su análisis fue el impacto del auge de la gestión indexada en la formación de precios. Según explicó, la concentración de flujos en determinados valores puede provocar que la valoración de muchas compañías “tarde más en florecer”, retrasando el reconocimiento de su valor real. “Este fenómeno – apuntó – refuerza el papel de la gestión activa en un mercado con elevada dispersión de retornos, donde la selección de valores y la construcción de carteras adquieren una mayor relevancia.”

En este contexto, Morales puso el acento en la necesidad de mantener un enfoque de medio y largo plazo, tanto en la gestión como en la relación con el inversor. “La experiencia reciente demuestra – señaló- que una de las principales aportaciones de la gestión profesional es ayudar a los clientes a mantener la estrategia en momentos de volatilidad, evitando decisiones precipitadas que pueden comprometer los objetivos patrimoniales.

Esta visión conecta plenamente con la propuesta de Banca Privada de Caja Rural de Asturias, basada en el asesoramiento personalizado, la planificación patrimonial y la gestión responsable del riesgo. Porque, más allá de las tendencias o modas financieras, la solidez de una estrategia de inversión se construye con análisis, horizonte temporal y confianza en una gestión profesional orientada al largo plazo.