Quiero empezar agradeciendo a todas las empresas que conforman el entorno económico de Caja Rural de Asturias por la confianza que han depositado en nuestra Entidad. En este año de recuperación económica y social nos hemos mantenido fieles a nuestra misión de contribuir al progreso de las personas y empresas.

En este sentido, creemos que fuimos capaces de dar a nuestros clientes el soporte financiero que necesitaban. También hemos apoyado a la sociedad asturiana con más de un millón y medio de euros dedicados a iniciativas solidarias, investigación y conocimiento durante el ejercicio que termina. Pero somos conscientes de que todo es poco. El virus nos sigue poniendo a prueba y deseamos seguir estando a la altura de las circunstancias. Aprobar con buena nota sería el mejor reconocimiento al gran trabajo realizado por nuestros equipos de profesionales.

No hay duda de que estos dos últimos años han sido los más complejos de nuestra historia. Hoy la prioridad es lograr que las empresas crezcan y generen empleo. La fortaleza de nuestro balance nos da la capacidad de seguir creciendo orgánicamente y  estaremos ahí, como siempre, para atender sus necesidades financieras. Nuestra responsabilidad ahora es trabajar por el bienestar de nuestro tejido productivo y garantizar así una recuperación rápida y sostenible. Seguiremos apostando firmemente por la colaboración público-privada, por apoyar a las instituciones empresariales, por aunar esfuerzos frente a los grandes retos, presentes y futuros, de nuestras PYMES, las grandes creadoras de empleo en nuestra economía.

Si bien nos preocupan elementos que seguimos con atención en los últimos meses (la errática evolución de la pandemia, el encarecimiento del precio de la energía, las tensiones en la cadena de suministro, la inflación asociada a estos factores,…), no debemos olvidar que sigue habiendo expectativas de importante crecimiento y recuperación.     

Una de las palancas de impulso fundamentales en esta nueva etapa serán los fondos Next Generation. Nuestro objetivo será materializar su llegada al tejido productivo asturiano con la esperanza de que sirvan de impulso en la transición hacia una economía más verde, más resiliente, y generar valor de manera sostenible. Todas las empresas han de aprovechar las oportunidades del nuevo entorno para invertir en su imprescindible transformación digital y avanzar en su crecimiento sostenible.

Con la ilusión por un cambio de tendencia que devuelva la normalidad a su espacio perdido y con mis mejores deseos, ¡Felices Fiestas!.