La ciencia ficción ha soñado muchas veces con coches que planean sobre el cielo y circulan por carriles aéreos. Y, aunque la tecnología del futuro no ha llegado aún a ese nivel, sí que está cambiando la forma que tenemos de comunicarnos, permitiendo que los drones autónomos, los vehículos autónomos y las Smart Cities cobren protagonismo.

Fenómenos como el 5G y el Edge Computing interrelacionan millones de dispositivos que procesan grandes cantidades de información por segundo. De hecho, en 2025 habrá cerca de 38,6 mil millones de dispositivos en activo, el doble que en 2018 según el portal de estadísticas online Statista.

El Edge computing es un sistema tecnológico que muchas empresas comerciales llevan implantando desde hace unos años para computarizar todos los datos de sus productos. A través de una serie de técnicas, es posible que sus dispositivos interpreten los estímulos que reciben de su alrededor, y automaticen acciones que realizan los humanos con su propio cerebro.

Con la llegada del Internet 5G damos un paso adelante en el Internet de las Cosas (IoT) y en la interconexión de las personas. Los trabajos de la tecnología del futuro nos permitirán utilizar el potencial del Internet 5G para conducir flotas enteras de vehículos autónomos, realizar intervenciones quirúrgicas teleasistidas o emplear sensores coordinados para medir actividades agrícolas más rápido que nunca.

El Edge Computing: una tecnología industrial de largo alcance

La creación de vehículos autónomos es, precisamente, una gran apuesta de la industria del automóvil, que quiere facilitar la vida de los conductores desde que se sientan hasta que se levantan del asiento.

El Edge Computing puede servirles para entender cómo funcionan los sentimientos y las emociones de las personas, hasta el punto de ofrecer funcionalidades específicas según la personalidad del usuario.

Las implicaciones medioambientales que tiene son enormes, porque permitirá que los vehículos ahorren carburante, y por tanto contribuyan al cuidado de la naturaleza, conduciendo el coche por la ruta más rápida de todas o prediciendo si existe alguna estación de aparcamiento libre antes de llegar a su propia residencia.

El siguiente nivel de aplicación del Edge Computing es el Fog Computing, una tecnología del futuro que recoge los datos interpretados en tiempo real por los dispositivos para coordinar acciones sociales e industriales beneficien a las personas. De esta forma, permite conectar distintos nodos de la “niebla” para que las empresas decidan qué pasos dar en cuestión de segundos.

Cisco, Intel, Microsoft y Dell EMD han creado la OpenFog Consortium con el objetivo de preparar este camino, preparando intensos debates y conferencias para saber cómo conectar conceptos tan complejos como el Edge Computing, el Cloud Computing y el 5G.

El culmen de estos tres conceptos puede encontrarse en las Smart Cities, proyectos de ciudades sostenibles en el ámbito medioambiental, social y económico, que garantizan rutas seguras para los ciudadanos y servicios instantáneos que se adaptan a su forma de sentir y de pensar.

El ritmo de urbanización del mundo ha dado un salto cuantitativo en los últimos años, de tal forma que un 85% de la población mundial vivirán en las urbes en 2050, y tenemos que empezar a preguntarnos cómo vamos a optimizar nuestras ciudades para acoger a todas esas miles de millones de personas que habitan el planeta.

La tecnología del futuro: una buena oportunidad para las empresas

Grandes compañías como Ford ya han empezado a implementar frenados de emergencia, análisis de obstáculos o sistemas que bloquean el ritmo en la cabina del conductor. En una segunda fase, no sería extraño ver cómo el Edge Computing pone en contacto a una inteligencia artificial con el humano para conducir el coche por él y ofrecerle comida mientras disfruta del viaje.

Empresas tecnológicas como Nvidia, el gigante del procesamiento gráfico, cuenta con una plataforma EGX para que sus clientes puedan automatizar los correos, preparar todo el proceso de compra en un click o incluso conocer de cerca la ubicación de sus usuarios.

Algo parecido sucede con Qualcomm, un fabricante de chips para teléfonos móviles que utiliza la IA para tomar fotos automáticas del entorno, o grabar vídeos que luego se almacenan en una base de datos con el nombre y la información de las personas que ha logrado reconocer en el metraje.

Los marketplaces no han tardado en aplicar los adelantos cibernéticos a la entrega de sus productos y servicios. Amazon ya cuenta con drones autónomos que visitan tu puerta o tu ventana para entregarte lo que has solicitado, mientras que Uber estudia formas de automatizar sus flotas para realizar recorridos programados de antemano.

Como podemos comprobar, la tecnología del futuro también se aplica en el ámbito del presente. La diferencia es que solo está dando sus primeros pasos, y se espera que en las próximas décadas veamos adelantos digitales fascinantes que, tal vez, nos conducirán a un nuevo modelo de vida que no conocíamos como especie.