Recién galardonado con el Premio Ingeniero del Año en Asturias 2025, Luis Rodríguez-Ovejero, presidente y fundador de SATEC, vive un momento decisivo para la compañía, inmersa en una transición generacional en pleno ciclo de disrupción tecnológica. A las puertas de su 40 aniversario, repasa en esta entrevista los orígenes de un proyecto nacido en Asturias, los retos que marcarán su futuro, el valor del talento local en la internacionalización y su visión sobre el liderazgo y el ecosistema empresarial asturiano. Una conversación con uno de los referentes de la innovación tecnológica en España.

¿Cuáles son los retos actuales de Satec? ¿En qué momento se encuentra? 

“Pronto cumpliremos nuestros 40 años de andadura y estamos en pleno proceso de transición generacional. Nuestro mercado está en una inflexión similar a la que vivimos en nuestra creación y que derivó a cambios extraordinarios, entonces muy difíciles de prever. Todo apunta a que el devenir traerá mudanza, cada vez más radical. Como empresa de tecnología hemos de sustentar nuestro futuro en el reto de continuar la creación de valor transversal en este nuevo mundo que nos viene. Por suerte en Satec tenemos equipos extraordinarios; contamos con un plantel de clientes y oportunidades, presentes e incipientes; hemos alcanzado escala y diversidad en el dominio de tecnologías, claves del devenir y tenemos una situación financiera estable y holgada. Los nuevos equipos que se harán cargo de la compañía tienen la experiencia y la visión, pero, sobre todo, ilusión. Como ocurrió al principio no solo se trata de acertar en el futuro sino ser parte de ello.”

¿Cómo nació SATEC y cuál fue la visión inicial que le dio forma?

“Satec nació como parte de un proyecto, complejo y que nadie quería abordar. Se trataba de ayudar a un cliente, La Direccion General de Puertos y Costas, a mejorar los parámetros de diseño de diques tras una catástrofe natural que se llevo por delante una gran infraestructura. Era, como es hoy, un proyecto de datos y requería tecnologías de simulación, visualización, conectividad, modelos de datos y, sobre todo integración de todo esto para alcanzar un resultado.

Nosotros aceptamos el reto y creamos, en Asturias, una compañía con un grupo local, los Orejas, que fueron nuestros socios durante muchos años. Nos presentamos al concurso y ganamos. Hoy, casi 40 años después, lo que es hoy el Ente Nacional de Puertos del Estado, siguen siendo un importante cliente.

La visión de entonces no es diferente de la de ahora: el reto por lo nuevo, lo disruptivo, y el afán de alcanzar la excelencia.”

Satec es ejemplo sobresaliente de que una empresa puede desarrollarse internacionalmente apostando por la región. ¿Cuál es la clave?

“Hay muchas empresas asturianas que hacen lo mismo, en una buena parte, mejor que nosotros. Nuestros principales exportadores (empresas del middle market) tienen una cuota de negocio internacional impresionante. En Asturias de esto se sabe y son unos cuantos los que tienen las claves. Emprender en Asturias es, principalmente, la voluntad del emprendedor que quiere, mientras pueda, trabajar en su tierra y con su gente. Es muy importante que las AA PP lo sepan y apoyen en consecuencia.

En lo que respecta a nosotros, y por las características del negocio, crecimos principalmente fuera de Asturias, aunque aquí conservamos un core importante de competencias y proyectos de emprendimiento e I+D. En Satec trabajamos muchos asturianos.”

¿Cómo ve el ecosistema empresarial asturiano en términos de oportunidades, retos y colaboración?

“En Asturias hay mucho por hacer, pero buenos mimbres para conseguirlo. Tenemos una dilatada cultura industrial, un solido sentido de pertenencia y una población competente y formada. En la otra parte de la balanza carecemos de una cultura cooperativa, tenemos un enorme déficit de autoconfianza y somos víctimas de algunos de nuestros propios mitos.

Hay en Asturias extraordinarios referentes de quehacer empresarial, pero falta compromiso: un problema de todos y que solo cada uno, en su conciencia y en su esfera de oportunidad, ha de abordar. No se trata de culpabilizar al mundo que nos rodea sino, que cada uno, en su medida, tome el problema como propio. Hay un enorme potencial que se ha de construir sobre los referentes.”

 ¿Qué valores considera fundamentales para liderar una empresa con éxito en el contexto actual?

“El liderazgo es un elemento imprescindible, ya no solo del quehacer empresarial sino del desarrollo humano. No hay mucha diferencia entre lo uno y lo otro y un líder ha de atesorar una personalidad y cualidades que son claves en el desarrollo empresarial. Ha de ser un referente y un ejemplo que ha de transmitir visión, credibilidad y confianza. Ha de atesorar imparcialidad, integridad y compromiso y, sobre todo, creer en el proyecto y en el futuro y transmitir la ilusión y empuje a su organización.

En el contexto actual un líder ha de construir perspectiva y capacidad para leer el presente e imaginar el futuro. Cada vez más los equipos cuentan y este mundo tan cambiante necesita las aportaciones de otros lideres, dentro y fuera de su organización que complementen su perspectiva.”

¿Qué consejo le daría a los jóvenes ingenieros y emprendedores asturianos que están iniciando su camino?

“Les diría que tienen delante una extraordinaria oportunidad de un mundo en mudanza. Que abran los ojos, sean valientes y confíen en si mismos. Que sean autocríticos y valoren sus capacidades y, sobre todo, sus carencias y elijan un futuro profesional donde progresen, busquen la excelencia y se hagan mejores profesionales. Van a tener por delante muchos años de actividad y esto solo es el principio.

A los emprendedores que tengan conciencia que abordan el mas complejo de los retos profesionales. No es un camino fácil, pero han de tener presente que tienen el derecho a equivocarse, que es parte del aprendizaje. Que tengan paciencia y sepan que, entre la idea y la oportunidad, hay un largo camino para lo cual han de estar, no solo bien preparados sino, también, bien acompañados. Que busquen ser lo mejor y pongan en segundo plano su ambición económica. La excelencia es un progreso constructivo y la ambición es una expectativa limitativa.”

¿Cómo afectan los cambios geopolíticos en el día a día de SATEC?

“La geopolítica siempre está presente pero la empresa ha de encontrar, en su quehacer, suficientes grados de libertad para mermar cualquier condicionante. Esto no es nuevo y, en mayor o menor medida, siempre ha sido así. Las crisis internacionales no conducen necesariamente a limitaciones en la capacidad de hacer negocio. Un ejemplo meridiano fue Asturias durante la primera guerra mundial, quizás la mejor época de desarrollo industrial de nuestra región.”

La ubicación de una empresa no es un factor determinante del éxito, ¿es posible apostando por el talento local alcanzar el éxito en las TIC?

“Antes, la búsqueda de un trabajo venía asociado a una mudanza al lugar de actividad. Hoy esto ha cambiado radicalmente, en una importante proporción, gracias a la tecnología y a la necesidad que generó la pandemia. Por ello, y en una sustantiva proporción, la elección, más que sobre donde has de trabajar, es donde quieres vivir.

Esto, particularmente favorable en las empresas TIC, lo es también para Asturias como lugar donde vivir.”

Recientemente ha recibido el Premio Talento de la Ingeniería 2025. ¿Qué significa este reconocimiento?

“Este reconocimiento tiene para mí un valor muy importante. Desde mi juventud quise ser ingeniero, fascinado por las obras públicas, la hidráulica, experiencia juvenil de ver construir, cada verano, la presa del Porma en Boñar. De escuchar a los ingenieros de entonces, figuras inalcanzables, interesantes, generalistas, imaginativos. Mi madre quería que fuera universitario y, tras la carrera viaje al extranjero a formarme en este doble propósito.

Este premio, cuya candidatura presentaron con gran generosidad mis compañeros del Colegio de Ingenieros de Caminos de Asturias y en cuyo jurado pesa de forma importante la Escuela Politécnica, la Universidad, es algo que cubre mis ilusiones juveniles y me llena de orgullo.

Luego la vida deriva hacia caminos que uno no imagina y mi implicación en la ingeniería fue más colateral, multidisciplinar, en la ejecución de los propósitos e ideas más que el desarrollo y resolución de los problemas. En estos años conocí y trabajé con muchísimos ingenieros (y científicos) verdaderamente extraordinarios con los que aprendí, admiré y me hicieron pensar que, quizás, lo mejor de mi mismo no era necesariamente mi sueño de juventud.

La enorme oportunidad que me deparó el destino fue conducir el talento interdisciplinar en la dirección del pragmatismo, del impacto con todas las implicaciones que tiene en el mundo, en lo económico y lo social. En este jurado están también la Caja Rural, promotor principal de este premio, y nuestro banco, junto con asociaciones empresariales y empresas. Por ello es una gran satisfacción ver reconocidos, también, los frutos de una trayectoria empresarial donde, siempre, Asturias está presente.”