Hace unos meses elegido como presidente de Asociación Asturiana de Empresa Familiar, hablamos con el economista ovetense y director general de Geinco, Iñigo Cabal Alonso, sobre su visión y los retos a los que se enfrenta al frente de la institución.
Recién incorporado como presidente de AEFAS, ¿cómo afronta esta nueva etapa?
«Con muchas ganas e ilusión. Es un reto y responsabilidad que afronto desde una asociación tan amable como lo es AEFAS. Desde esa plataforma continuaremos velando por los intereses de todas las empresas familiares.»
¿Qué peculiaridades diferencian las empresas familiares del resto de empresas?
«Son empresas no ajenas a las dificultades y retos que afrontan todas las sociedades cada día. Pero la empresa familiar tiene unas particularidades que se convierten en fortalezas: Tenemos gran arraigo al territorio y una visión de largo plazo y de continuidad para mantener e incrementar el legado. El hecho de haber crecido con nuestra empresa, de haber visto cómo nuestra familia luchaba por ella, nos hace tener un compromiso mayor si cabe.»
Desde su perspectiva y experiencia, ¿Cuáles son los grandes retos de la empresa familiar asturiana?
«Claramente crecer en tamaño, pero de una manera ordenada que preserve sus valores. Otro reto será convencer a nuestros gobernantes de la importancia de contar con una fiscalidad que no nos ponga en desventaja competitiva con nuestros competidores en otros territorios. Y en definitiva, hacerles ver la importancia de contar con un ecosistema adecuado en el que podamos seguir creciendo y que nos ayude a seguir apostando por nuestro territorio en los nuevos proyectos.»

Es inevitable no hablar de empresa familiar y sucesión. En general, ¿está preparada la empresa familiar asturiana para este momento? ¿Cómo debería de hacerlo?
«Nuestro trabajo ha de ir encaminado a conseguir que todas las empresas lo estén. Se ha hecho una gran labor en ese sentido, pero no me cabe duda de que no todas lo están. Seguiremos apoyando las sesiones formativas en esa línea. Hay que prepararse con instrumentos como el protocolo familiar y con una buena planificación.»
Retener y atraer el talento es uno de los retos del tejido empresarial asturiano. ¿Cómo se enfrenta la empresa familiar a este reto?
«Con las mismas dificultades que el resto. Dentro de nuestras líneas de actuación, trabajaremos en la formación de nuestros herederos para que se preparen, asuman su responsabilidad y valoren la experiencia de trabajar en la empresa familiar como un reto personal de gran trascendencia. A su vez tenemos que potenciar y vender nuestro atractivo como empresas en las que desarrollar los valores de cada uno con cercanía a la propiedad.»
Por último, ¿qué mensaje en clave optimista le gustaría trasladar a nuestro empresariado?
«Nuestras sociedades son fuertes, porque están asentadas sobre unos principios y valores que otras no tienen. Es una fortaleza que nos permitirá afrontar cualquier dificultad que se nos interponga. Asturias es un gran lugar para desarrollar nuevos proyectos, a poco que se nos valore y se nos ayude. Por eso, animo a todas nuestras empresas a apostar por nuestra comunidad.»

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